La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), han promovido cada 10 de septiembre desde el 2003, el Día Mundial para la Prevención del Suicido para concienciar sobre su prevención.
La OMS afirmó este año que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 y 19 años, y al año el dato en la población general se acerca a las 703.000 personas. Por su parte, el INE afirmó que en el año 2020 han fallecido 3679 personas por esta causa en nuestro país. Se trata por lo tanto de un problema de salud pública pero…
Debemos entender que los adolescentes no tienen la experiencia vital suficiente ni la capacidad en muchas ocasiones para comprender que sus situaciones vitales/estresores o principales preocupaciones o dificultades son temporales. Y más aun, en ocasiones puede aparecer la sensación de incapacidad para superarla, pudiendo aparecer pensamientos con una intensidad y persistencia diferentes (según el caso concreto) a cerca de la posibilidad de quitarse la vida.
En muchas ocasiones existe un riesgo al pensar que, cuando el adolescente habla del suicidio o de la muerte, está tratando de “llamar la atención”, y precisamente por ello pretendemos gestionarlo sin atender su demanda. Esto puede ser una dificultad ya que, al fin y al cabo, nos están pidiendo ayuda o haciendo saber que las cosas no van bien, o incluso que no encuentran otra forma de solucionar una dificultad que bien alertando al adulto o a sus iguales, o bien pensando en quitarse la vida.
Los profesionales advierten que si alguien ha intentado suicidarse, o bien si habla de ello de forma reiterada, debe ser una señal de alerta para pedir ayuda.
Señales de alerta que deben ponernos sobre aviso:
- Pensamiento de suicidio: verbalizar o manifestar que quieren morirse, que se sienten desesperados, o bien sufrir un dolor insoportable, estresores o dificultades persistentes cuando el adolescente se ve sin capacidad para superarlos o pedir ayuda.
- Comportamientos de riesgo: abuso de sustancias, conducción peligrosa, etc.
¿Qué podemos hacer nosotros?
La OMS ha elaborado una guía para prevenir el suicidio llamada LIVE LIFE (“vive la vida”), y quisiéramos aprovechar este día para ayudar a difundir algunas de las recomendaciones que han realizado:
- Restringir el acceso a medios utilizados para suicidarse (plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos).
- Trabajar en la expresión emocional y facilitar un ambiente cálido para que pueda expresar como se siente y lo vivido, ello en los diferentes ambientes en los que se encuentra el adolescente (familiar, educativo, y entre iguales).
- Educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio.
- Desarrollar en los adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida.
- Detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento.
Todo el proceso debe ir acompañado de la mano de un profesional que realice un análisis individual de la situación y adapte las estrategias de intervención a cada persona en particular, así como una vigilancia y seguimiento de la situación.
Existe además un numero de ayuda a disposición tanto para familiar como de forma individual: 717 003 717, así como la necesidad de contactar con un profesional para pedir ayuda: medico/psiquiatra o psicólogo que valore la situación y posible intervención a realizar.
Alicia Cabaleiro Domínguez
Psicóloga Forense-Penitencia y Sanitaria
Col. Nº G-05861
Valeria García Flores
Pedagoga y Especialista en Atención Temprana
Col. Nº 1826/39456701